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Irma Grese, " La bella bestia",guardiana del campo de concentración Auschwitz.


Irma Grese no tuvo una infancia fácil. Su madre se suicidó cuando tenía solo trece años. La joven se alistó a la liga de chicas alemanas, la cual era la versión femenina de las juventudes hitlerianas. Esto no gustó a su padre, el cuál la dijo que dejara este grupo. Grese se negó en rotundo y su padre la echó de casa. Grese se fue de casa pero como venganza hizo que le metieran en prisión por ir en contra del régimen nazi. 
Entró en el partido nazi con solo 18 años y entrenaba a sus perros con prisioneros.
Todo el mundo sabe que la raza de perro elegida por el tercer Reich fueron los pastores alemanes. Lo cierto es que Irma Grese no les alimentaba correctamente. Había un motivo para que pasaran tanta hambre. De esta manera los hacía atacar a prisioneros indefensos para que se acostumbraran a ser agresivos. Cuando fue capturada en Belsen se encontraron en su casa tres lámparas hechas con piel de prisioneros judíos.
Una de las cosas que Irma Grese solía decir a menudo era “Uno de mis mayores placeres es disparar a una judía embarazada, ya que mató dos enemigos de Führer al mismo tiempo”. 
Una de las maneras en las que torturaba a los prisioneros del campo era usando un látigo. Aunque estaba prohibido llevar látigos en los campos de concentración, Grese se saltó esta norma. Muchos supervivientes del holocausto decían que los latigazos recibidos se solían infectar. Esto llevaba a la muerte de algunas personas al no serle administrados antibióticos. No solamente torturaba físicamente, sino que también usaba el abuso psicológico. Les solía decir a los prisioneros que iban a morir pero no sabía muy bien cuando. 
Tenía una obsesión con la belleza física:
Aun siendo una verdadera sádica con los prisioneros, era muy cuidadosa con su aspecto. Solía ponerse lo más guapa posible. Si alguna de las mujeres que estaba prisioneras eran más guapas que ella, Grese solía acabar con ello de varias maneras. Con su látigo las azotaba los pechos para dejarlos marcados. También les dejaba cicatrices en la cara para eliminar cualquier rastro de belleza.