domingo

Policías arriesgan su vida en Salgar(Colombia) para salvar a un perro de ahogarse.

Uno de los uniformados se lanzó al agua y le dio respiración boca a boca al animal. 

Policías de carabineros que apoyan
 las labores de rescate en Salgar (Antioquia) le salvaron la vida a un perro que, en su intento por cruzar la quebrada Liboriana, cayó a las turbias aguas, que bajan con lodo, piedras y todo tipo de escombros.




Los policías visualizaron el cuerpo del canino y, sin dudarlo, intentaron rescatarlo y uno de ellos se lanzó a la corriente. Después de varios intentos, lo pusieron a salvo. Este escuadrón experto en atención a animales reanimó al perro, le aplicó líquidos y lo llevó a un lugar seguro en el casco urbano de Salgar (Antioquia).

El mayor de la Policía Helbert Rivera, quien participó en el rescate de Principe, como bautizaron al perro, aseguró que si no aparece el dueño del animal pedirán la autorización de sus superiores para adoptarlo y entrenarlo como perro de salvamento. Estas fueron sus declaraciones.

Aquí momentos posteriores al rescate:



Aqui Principe, vivito y coleando..



Agradecemos a las personas que arriesgan su vida o dan un poco de ella siendo bondadosos y generosos con el projimo, de cualquier especie..

Y queremos invitarlos a que sigan este ejemplo..
Somos más los buenos, demostremoslo.


fuente de parte del texto y 2do video:
http://www.lafm.com.co/noticias/polic-arriesgaron-su-vida-en-s-183063

sábado

Confié en mi amigo y me violó

Ilustraciones por la autora.
"Un coche con tres chicos blancos, típicos barriobajeros de las afueras
en esa época, cervezas, porros hablan de Renaud, el cantante. [...]
Como llevamos minifalda, como tenemos una el pelo verde y la otra naranja,
sin duda, 'follamos como perras', así que la violación que se está cometiendo
no es tal cosa. Como en la mayoría de las violaciones, imagino. Imagino que,
después, ninguno de esos tres tipos se identifica como violador.
Puesto que lo que han hecho es otra cosa. Tres con un fusil contra dos chicas
a las que han pegado hasta hacerles sangrar: no es una violación.
La prueba: si verdaderamente hubiéramos querido que no nos violaran,
habríamos preferido morir, o habríamos conseguido matarlos. Desde el punto
de vista de los agresores, se las arreglan para creer que si ellas sobreviven es
que la cosa no les disgustaba tanto".
Teoría King Kong, Virginie Despentes. 

Gilberto (no es su nombre real) y yo nos conocimos en el ambiente laboral.
No trabajábamos para la misma empresa pero sí en el mismo medio.
Intercambiamos redes sociales y números desde el principio y formábamos
parte del mismo círculo. Coincidíamos en eventos de trabajo al menos
una vez a la semana y llevábamos una relación "de cuates".
Hace dos años me lo encontré en una convención que se llevó a cabo
fuera de la Ciudad de México, donde vivo. No iba ninguno de mis amigos
cercanos y procuré estar cerca de él para no quedarme sola durante las
actividades programadas. Me dio la impresión de que había atracción
entre nosotros, aunque ninguno quería ser muy obvio. Una noche salimos
en grupo a una cantina. Empezaron a pedir rondas de mezcal con su respectiva cerveza, y después de tomarme la primera, le dije a Gilberto que terminaría
en calidad de bulto si seguía bebiendo de esa forma. Él me dijo que no me
preocupara, que podía confiar en él y que cuidaría de mí. Tal vez fue un error
creer en alguien que no conocía a profundidad y cederle la supervisión de mi
integridad física como si fuera una nimiedad. Conforme avanzó la noche,
él pedía más y más mezcales para mí. Decliné algunos y otros los tomé.
También pedí refresco y agua, según yo para aminorar los efectos del alcohol,
 pero fue muy tonto de mi parte creer que podría controlar la borrachera que se aproximaba. Él también bebió, pero en menor cantidad y a un ritmo más lento.
Ebria yo y envalentonado él, me tomó de la mano y nos besamos frente a
todos los asistentes. Aparentemente, el ligue se había armado.
Un par de horas después de haber llegado a la cantina, el grupo decidió
moverse al bar del hotel. Ahí comienza a distorsionarse mi memoria.
Gilberto, otra persona y yo, fuimos a una tienda de conveniencia y recuerdo
que compró condones. No habíamos hablado del tema pero supongo que dio
por hecho que tendríamos relaciones sexuales. No dije ni hice nada y para ese momento ya comenzaba a tambalearme y a arrastrar las palabras.
En el hotel, unos se quedaron a apartar un área grande del bar mientras
que otros subimos a uno de los cuartos. Alguien sacó una pipa con mariguana,
le di una fumada y Gilberto también. La pipa dio otra vuelta.
Ya no quise fumar y él tampoco. Bajamos a donde estaban los demás y
ahí terminan mis recuerdos de esa noche. La combinación de sustancias
provocó un corto circuito en mi cerebro.
Si han tenido lagunas mentales, saben lo aterradoras que pueden ser.
A la mañana siguiente desperté completamente desnuda al lado de Gilberto,
que tenía puesta una camiseta y unos boxers. Me dolía todo el cuerpo,
principalmente el área genital, las piernas y el abdomen. Me dolía la cabeza y
tenía una punzada en el estómago de que algo andaba mal. Desperté a Gilberto
y le pregunté qué había pasado. Me miró despectivamente y se rio.
—¿Cómo que qué pasó? Lo que todos sabían que iba a pasar, lo que tú querías
que pasara. Cogimos y ya. ¿Que no te acuerdas?— preguntó.
—No, Gilberto, ayer estaba súper mal, no me acuerdo de nada.
—Ay, ajá, si no estabas tan mal.
—Estaba ahogada... ¿Usaste condón?
—Sí, ahí está en el piso, ya no estés de intensa.
Me dio la espalda y siguió durmiendo. Claro que quería seguir preguntándole
cosas, detalles, quería saber por qué había tomado la decisión por los dos
cuando yo, claramente, no estaba en una posición consciente para elegir nada.
Pero no lo hice. Comencé a asustarme y a querer salir de ahí lo antes posible.
Vi el condón tirado, pero no lo toqué. Recogí mi ropa, me vestí en el baño y al verme
en el espejo, noté que tenía una cortada en el labio inferior, que estaba hinchado, además de un moretón considerablemente grande en la misma zona del rostro.
Me revisé todo el cuerpo, tenía moretones y rozaduras por todas partes, señales
de que me había tratado con gran brusquedad.
Llegué a mi cuarto de hotel en total histeria. La punzada en el estómago se hacía
cada vez más grande y dos voces luchaban en mi cabeza para ser escuchadas.
"Ese cabrón abusó de ti", decía una, mientras que la otra, la más agresiva,
la que odio y me hace sentirme como una mierda la mayor parte del tiempo,
me dijo con frialdad: "Él tiene razón, no te hagas pendeja. Tú querías, sólo que
no te acuerdas, todo esto es tu culpa, así que ni te quejes. Todos los vieron besándose, ¿crees que alguien se va a poner de tu lado, golfita? No eres más que una borracha, una puta, una vagina. Esto es lo que tú mereces".
Pasé horas bañándome y escuchando a las voces. No supe qué hacer.
Evité ver a Gilberto durante el día, pero a la mañana siguiente tendríamos
que convivir en las actividades de la convención, forzosamente.
A la fecha me cuesta trabajo entender mi comportamiento, pero en la terapia
me han explicado, una y otra vez, que fue como un pequeño síndrome de
Estocolmo. Me quedo cerca de mi agresor para que no me haga más daño.
Me porto como si nada hubiera pasado para cuidar las apariencias y proteger mi maltrecha dignidad ante los demás.
Cuando llegué con los compañeros, todos sabían lo que había sucedido,
o al menos la versión que Gilberto les había contado. Bien maquillada
y con el labio menos inflamado, traté de investigar casualmente lo que ellos
habían visto esa noche. Básicamente, después de haber fumado,
bajé arrastrándome a la convivencia, por lo que el amable sujeto me llevó a su habitación para evitarme un oso. Una colega, que tenía el cuarto contiguo,
me dijo que escuchó gritos y golpes secos, ante las risas de todos,
que me guiñaron el ojo y se dedicaron a bromear sobre la intensidad de la noche.
Me dieron ganas de llorar, pero me aguanté. Gilberto apareció y se portó
como si fuera mi novio. Yo no hice nada al respecto. Me preguntó el por qué 
de mi desaparición el día anterior, y me dijo que esa noche tenían planeada
una nueva ronda de cantinas. Rechacé la invitación, y concentrada en saber
más de lo que había pasado, le dije que si podíamos ir a su cuarto después del desayuno. Minutos después estábamos en esa asquerosa habitación, y luego
de cerrar la puerta, él se estaba desvistiendo con desesperación. Lo observé desconectada de mi cuerpo, me sentía como una tercera persona ajena a la situación. Como si fuera una película. Se acercó a mí y con una facilidad dolorosa,
me cargó y me aventó contra la cama para intentar quitarme la ropa.
Ahí me di cuenta de lo sencillo que había resultado aprovecharse de la situación,
si yo no estaba en posibilidades de defenderme, de salir corriendo, de decir
con firmeza "no". Cuando sus manos toscas me jalaban la blusa y el pantalón,
volví en mí, le dije que había cambiado de opinión y que tenía que irme.
Él se molestó, y del puro coraje, soltó un dato importante:
—¿Sabías que ese día terminaste como muerta? Ya ni te movías ni nada, estabas inconsciente. Pero la neta como sí me quería venir, pues le seguí.
Salí corriendo de ahí y procuré evitarlo el resto del evento.
Volví a mi casa en el DF y caí en una profunda depresión e incluso me sentí responsable por haber confiado en un simple conocido. Pero también sabía
que nunca, en mis años de borracheras y pachequez, había tenido
relaciones sexuales casuales, ni se me había violentado de esa manera.
Cuando le conté de esto a un par de amigas muy cercanas, me sorprendí cuando cuestionaron mi manera de actuar:
—Pero es que si abusó de ti, ¿por qué le seguiste hablando los días siguientes?
¿Por qué volviste a su cuarto? Yo te creo porque soy tu amiga, pero no sé,
tu forma de actuar estuvo rara— dijo.
Esa plática me desmotivó por completo. Yo sabía que ese individuo había
abusado de mí pero no me sentía digna de hacer ninguna reclamación,
de tomar acciones legales ni de llamarle una violación. La culpa se comió a la responsabilidad, y me sentía tan vulnerable, expuesta y juzgada, que preferí
evitar a la justicia. Yo sabía que ese individuo había abusado de mí pero no
me sentía digna de hacer ninguna reclamación, de tomar acciones legales
ni de llamarle una violación.
Así como a alguien alcoholizado no se le permite manejar o cerrar tratos importantes, entre otras cosas, porque no está en posibilidades de tomar una decisión
bien pensada, tampoco está permitido tener relaciones sexuales con una
persona que no está en sus cinco sentidos porque eso la pone en una
situación de desventaja. Tampoco es válido, si tienes un mínimo de decencia
y humanidad, tocar, restregarte o penetrar a una persona que está en calidad
de bulto. No importa si acordaron algo antes de que perdiera la conciencia.
No lo hagas. Déjala en paz y quita tus asquerosas manos de encima.
No uses su cuerpo como un receptáculo de semen, porque no está bien,
¿de verdad necesito explicarlo?
A las pocas semanas de lo sucedido, el horror se multiplicó a niveles insospechados. Había quedado embarazada. Busqué como loca a Gilberto, quien no contestaba mensajes, llamadas ni whatsapps.
Tomé la decisión de abortar y me siento en extremo privilegiada de haber tenido la libertad de hacerlo en un ambiente seguro y confiable. No imagino la vida con la obligación de mantener dentro de mí a ese óvulo fecundado en una noche tan horrorosa. Tras una plática con la psicóloga de la clínica, el pago de 2,500 pesos
y el apoyo moral de tres amigas, se concretó la interrupción legal de mi embarazo. También se me realizaron análisis para comprobar que no tuviera enfermedades de transmisión sexual y afortunadamente, todo estaba en orden en ese departamento.
Como tenía pocas semanas, el procedimiento fue con pastillas y la cena del 25 de diciembre la pasé entre la alegre plática de mi familia, que no supo nada del asunto,
y un profuso sangrado.
Seguí buscando a Gilberto con insistencia. Quería confrontarlo, mostrarle los análisis, decirle que era un ser humano despreciable y que no tenía derecho a hacer lo que hizo. No se apareció durante semanas, hasta que un día, me envió un mensaje que
sólo me provocó una amarga risa.
"Natalia, perdón que no te haya contestado, es que estoy metido en un pedote.
Una morra me anda buscando porque dice que soy el padre de su hijo y
me quiere hacer una prueba de ADN. Luego te busco".
Después de haberme hecho cargo de la situación, quise olvidar el asunto y bloquearlo de mi mente a como diera lugar. No pensar en él nunca más. Borré a Gilberto de todas mis redes sociales, le pedí a los amigos que tenemos en común que nunca lo volvieran a mencionar y consideré seriamente un cambio de trabajo para no encontrármelo. Durante un año dejé de beber alcohol y preferí encerrarme en mi casa a fumar mariguana, mi sedante más efectivo.
Tiempo después comencé a hablar de lo sucedido y a trabajarlo en terapia intensiva.
A la fecha, no siento que me lo haya perdonado. Tampoco he perdonado a ese abusivo de mierda. Este evento, de terribles consecuencias, me provocó un nuevo pensamiento obsesivo, que consistía en una combinación de "Tú tuviste la culpa", "te lo mereces"
y "no vales nada, zorra de mierda".
Desarrollé un síndrome de estrés post-traumático que me hace estar híper alerta en todo momento, en especial cuando hay más hombres que mujeres a mi alrededor. También cuento, de manera automática, el número de hombres que hay en el vagón
del metro, en el camión, en el consultorio o en el súper. Comienzo a planear rutas de escape de cualquier lugar. Me mantengo cerca de la palanca de emergencia o de la salida por si tengo que huir. Siempre que sea posible viajaré en el vagón de mujeres,
 y cuando tengo que usar el vagón mixto, siento que mi cuerpo hormiguea, arde y
se quema si es rozado por un hombre. No aguanto muchas estaciones bajo estas circunstancias sin que me den ataques de pánico. También evito usar audífonos en
la calle y procuro siempre tener un objeto afilado en la mano. Me dan pesadillas horribles y explícitas en las que me violan, golpean, estrangulan o introducen objetos punzo cortantes a mi vagina.
Otro aspecto de mi vida que se vio afectado tras el abuso fue, por supuesto,
mi vida sexual. A la fecha me es imposible disfrutar del sexo como un momento
de intimidad. Puedo tener relaciones pero me desconecto inmediatamente y mi mente se va a otro lugar, piensa en todo menos en lo que está sucediendo. No siento nada, estoy ida. A veces me viene un pensamiento que me desagrada; que sólo sirvo para eso, que soy como una muñeca inflable, que mi papel es complacer a los hombres
sin que yo tenga derecho a la misma satisfacción. Es injusto y duele, es un rol que
no estoy dispuesta a jugar y trabajo duro para erradicarlo.
No suena como la gran vida, pero ha mejorado con el tiempo.
Una de mis terapeutas favoritas me repite la frase: "A veces no sabemos por qué hacemos las cosas. Ya perdónate". Sé que me he puesto en situaciones terribles
pero he aprendido de ellas. Y lo mejor que puedo hacer ahora es mantenerme sobria, no cederle a nadie la responsabilidad de ver por mi integridad física y tener la seguridad que si algún día estoy en una situación de peligro, voy a pelear con todas mis fuerzas para defenderme.
fuente:http://www.vice.com/es_mx/read/mi-amigo-me-violo

martes

El cambio de un joven después de dejar drogas, alcohol y comida dañina en exceso.

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¡Bajó más de 50 kilos!   
Él hizo lo que la mayoría hace en su juventud, sólo que Stephen Odom fue creciendo pero sus hábitos se mantuvieron. Las drogas, el alcohol, la comida chatarra… Todo eso Stephen lo consumía en grandes cantidades. Fue así como llegó a un estado de obesidad que lo dejó preocupado, pues pesaba casi 140 kilos. Su realidad era deprimente: había desarrollado un fuerte alcoholismo y una adicción a las pastillas y a inhalar óxido nitroso.
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Stephen Odom
Vivía deprimido, su rutina de whisky y medicamentos no lo ayudaba para nada; tenía pensamientos suicidas, simplemente estaba viviendo un infierno. Odom iba a un terapeuta, pero éste ya se estaba dando por vencido con él, ya que no veía cambios en su actitud. El joven se dio cuenta de que estaba tocando fondo cuando su consejero le dijo que se internara en rehabilitación o, de otro modo, dejaría de verlo.
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Stephen Odom
En rehabilitación finalmente pudo enderezar su camino: ya no consumió más drogas ni alcohol, de hecho se sometió a una rutina de ejercicios para bajar los muchos kilos que le sobraban y comenzó a practicar con más dedicación las que eran sus pasiones: la fotografía y la producción musical. Esta área comenzó a florecer y pudo sentirse satisfecho con los logros que iba consiguiendo a poco. Ya tenía un dominio muy grande de sí mismo, cada vez bajaba más de peso y lo hizo sin píldoras ni consultas médicas, tan solo se inscribió en un gimnasio y se dedicó a practicar elíptica…
Lo que, como pueden ver, le dio excelentes resultados:
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Mitch Frink
Stephen partió dejando las bebidas gaseosas, la comida chatarra y los caramelos. Él no sabía prácticamente nada sobre alimentación, pero por sentido común supo que eso le estaba haciendo mal. También comenzó a cocinar su propia comida, fijándose en qué ingredientes le sentaban mejor y cuáles no.Todo esto fue ayudándole y aportándole energía para seguir con el tratamiento de rehabilitación.
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Mitch Frink
Hoy Stephen es un hombre que tiene el control de sí mismo, ya han pasado 4 años sin consumir drogas y siente que desde que dio ese primer paso sólo han habido cosas buenas en su vida.
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Está completamente dedicado a la producción musical y a la fotografía. “Hoy día, la vida es buena”, dice.
Y en realidad, se ve muy feliz…
fuente: http://www.upsocl.com/comunidad/asi-quedo-este-joven-luego-de-dejar-las-drogas-el-alcohol-y-la-comida-chatarra/

domingo

Morirás aprendiendo: Novedoso concepto(moraleja)

Un ladrón entró al banco gritando a todos: "Que nadie se mueva, el dinero no es de ustedes, su vida en cambio les pertenece".
Todos en el banco, en silencio y lentamente se tiraron al piso.
A esto se llama:
"CONCEPTOS PARA CAMBIAR MENTALIDADES"
Cambia la manera convencional de pensar en el mundo".
En eso, una mujer se acostó provocativamente en uno de los escritorios, pero el ladrón le gritó:
"Por favor, compórtese, ¡se trata de un robo, no de una violación"
Esto se llama:
"SER PROFESIONAL"
¡Enfócate en lo que estás especializado en hacer"
Mientras los ladrones escapaban, el ladrón más joven (con una especialidad MBA) le dijo al ladrón viejo (que apenas terminó la primaria): "Oye viejo, contemos cuánto nos llevamos".
El ladrón viejo, evidentemente enojado, le replicó: "No seas estúpido, es mucho dinero para contarlo, esperemos a que en las noticias nos digan cuánto perdió el banco"
A esto se llama:
"EXPERIENCIA"
La experiencia es más importante que un papel de una institución académica.
Una vez que se fueron los ladrones el gerente del banco le dijo al supervisor que llamara de inmediato a la policía.
El supervisor le dijo: "Alto, alto, antes consideremos los 5 millones que nos faltan del desfalco del mes pasado y lo reportamos como si los ladrones también se los hubieran llevado"
El Gerente dijo:
"Correcto"
A esto se llama:
"GERENCIA ESTRATÉGICA"
"Sacar ventaja de una situación desfavorable."
Al día siguiente en las noticias de la televisión se reportó que se habían robado 100 millones del banco, los ladrones solo pudieron contar 20 millones.
Los ladrones, muy enojados reflexionaron:
"Arriesgamos nuestras vidas por miserables 20 millones mientras el gerente del banco se robó 80 millones en un parpadeo"
Por lo visto conviene más estudiar y conocer el sistema que ser un vulgar ladrón. Esto es:
"EL CONOCIMIENTO ES TAN VALIOSO COMO EL ORO"
*El gerente del banco, feliz y sonriente, se sintió satisfecho ya que sus pérdidas en el mercado cambiario fueron cubiertas por el robo.
A esto se llama:
"APROVECHAR LAS OPORTUNIDADES



MORALEJA
DALE UN ARMA A UN HOMBRE Y PODRÁ ROBAR UN BANCO.
DALE UN BANCO A UN HOMBRE Y PODRÁ ROBARLE A TODO EL MUNDO.


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martes

El antes y el después de un cambio dramático de una mujer con obesidad.



La mejor forma de celebrar su éxito personal. 
Beth había planificado una intervención de bypass gástrico que la ayudara a bajar de peso, ella sufría de obesidad y necesitaba ese tratamiento. Pero su entusiasmo no se quedó sólo ahí; antes de la operación ella fue donde Blake Morrow, un amigo fotógrafo, y le sugirió que se embarcaran juntos en un proyecto fotográfico que registrar el antes y el después de su cuerpo para ver cómo serían los cambios que ocasionaría el bypass. Fue entonces que Blake se motivó con la idea y decidieron hacerlo a lo grande, ya no sería sólo tomarle fotografías a Beth, sino que habrían disfraces, fondos, historias, dramatismo:
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Ambos fueron los creadores del proyecto y basaron sus ideas en los gustos que compartían. Por eso hay referencias pop tan específicas y personajes históricos recreados tan detalladamente. Beth y Blake se esmeraron en hacer de esta serie fotográfica una obra de calidad que va a quedar para su propio recuerdo, pero también como una muestra para un público amplio que podrá divertirse o también tomarlos como un modelo de inspiración.
enhanced-buzz-wide-2511-1430946864-7Fuenteenhanced-buzz-wide-3441-1430946823-32Fuenteenhanced-buzz-wide-3452-1430946791-25Fuenteenhanced-buzz-wide-4189-1430953076-11Fuente
Beth pasa de ser una mujer disfrutando de la playa y el mar a una astronauta que explora tierras desconocidas; de una boxeadora que lucha consigo misma a una cantante frente a un micrófono. El cambio que ocurrió en ella es muy notorio y eso hace que las imágenes cobren vida y que den la sensación de estar contemplando escenas algo surrealistas.
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¡Una modelo muy expresiva y entusiasta!
fuente: http://www.upsocl.com/comunidad/esta-es-la-dramatica-serie-fotografica-del-antes-y-despues-de-una-mujer-con-obesidad/