Para iniciar un huerto urbano es necesario tener en consideración cuatro factores de suma importancia: el lugar donde lo desarrollaremos, el riego que necesita, el abono o fertilizante y la reacción que debemos tener ante posibles plagas.
I. Lugar
Las características del lugar y el clima son determinantes para el éxito de nuestro huerto. Un lugar con sol directo permitirá a la plantas alimentarse mejor y crecer con mayor velocidad; no obstante, la intensidad de los rayos solares pueden también quemar nuestro cultivo. Por ello es importante investigar las características de la planta que deseamos sembrar, si ésta es apta o no para estar en el sol todo el día o le va bien una sombra parcial o total.
De preferencia, hagamos nuestro huerto en un lugar que sea visible y muy accesible, para así poder tenerlo constantemente en la mente. Suelen hacerse huertos en rincones apartados de las azoteas que al paso de los días quedan en el olvido y fracasan. De la vista nace el amor, así que entre más visible sea el huerto, más tenderemos a ocuparnos de él.
II. Riego
El agua es la base de la vida y por tanto, un elemento imprescindible para el éxito de nuestro huerto. Es de suma importancia ajustar la frecuencia y la intensidad de riego según la época del año. La falta de agua debilita el desarrollo de las plantas y el exceso propicia plagas y casos de podredumbre.
Una manera de guiarnos es comprobando si el substrato está muy seco, o bien al observar si las plantas se están marchitando.
Podemos regar manualmente dos o tres veces a la semana, o bien optar por un sistema de riego automático. Esta solución nos quitará trabajo y asegurará una frecuencia de riego regular y puntual. No obstante, regar las plantas de manera rutinaria, nos permite mantener un contacto único con estos seres vivos, porque podremos observar su crecimiento día con día.
También es importante tener en cuenta que nuestro huerto disponga de un sistema de desagüe por orificios en la parte inferior de las cubetas.
III. Abonos y fertilizantes
El substrato o tierra de cultivo dispone de una serie de nutrientes que las plantas absorben a través de sus raíces. Sin embargo, al cabo de unos meses, hará falta renovar estos nutrientes abonando el huerto con más substrato, abono o con composta.
Esta operación, que podemos repetir dos o tres veces al año, no requiere cambiar la tierra o substrato de los contendores, únicamente hará falta añadir nuevo substrato o composta, lo cual se hace removiendo bien la mezcla, para después dejar reposar el huerto un par de días antes de volver a cultivar.
La composta es un abono orgánico que todos podemos elaborar con nuestros propios desechos orgánicos que producimos diariamente en casa.
IV. Plagas y enfermedades
Por las características urbanas, la diversidad de cultivos y las pequeñas dimensiones de nuestro huerto, no es tan común ser atacado por alguna plaga; no obstante, es importante poner atención en las plantas para observar si detectamos alguna anomalía.
Los problemas más comunes son la aparición de insectos que se alimentan de la savia de las plantas; o de hongos como el oídio o la brotitis, provocados por un exceso de humedad.
En el caso de insectos, podemos quitarlos con cuidado lavando las plantas con jabones especiales o usando repelentes naturales, como lo puede ser la piel de cebolla.
Podemos detectar el hongo oídio cuando las plantas presentan un polvo blanco, mientras que la brotitis aparece como una mucosa oscura. Como primera medida podemos recortar las partes afectadas para intentar evitar su propagación. Este procedimiento requiere una revisión continua de la salud de las plantas.
Un método que nos ayudará a prevenir plagas es airear el espacio al podar algunas plantas que nos permitan facilitar la ventilación.
De preferencia no usemos los productos químicos, ya que éstos resultan peligrosos y poco ecológicos. Afortundamente, pueden ser sustituidos por otros tratamientos orgánicos.
¡Comienza ahora!
Sobran motivos para iniciar un huerto urbano urbano, proyecto que, aunque parezca insignificante ante la cantidad de adversidades ambientales, representa ese pequeño granito de arena en la búsqueda de un mundo más verde y menos distante de los procesos naturales. Recordemos el imperativo categórico kantiano, el cual exhorta con sensatez:
“Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta
en una ley universal.”
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